03/01/2024

Contaminación electromagnética: una amenaza silenciosa a la biohabitabilidad

Joaquin Machado

El entorno en el que vivimos afecta directamente a nuestra salud y calidad de vida, como lo confirman miles de estudios realizados en las últimas cuatro décadas. El número de personas que padecen enfermedades relacionadas con la contaminación ambiental no deja de aumentar y, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos ha alertado sobre muchas de las amenazas a las que nos enfrentamos, aún queda mucho camino por recorrer en áreas que aún desconocemos.

Lo cierto es que no solo debemos centrarnos en reducir nuestro impacto ambiental en los espacios públicos, sino también en cuidar nuestros hogares. Según una encuesta de YouGov, en el mundo occidental actual, pasamos cerca del 90% de nuestro tiempo en espacios interiores, ya sea en casa, en el trabajo o en algún medio de transporte; por lo tanto, los contaminantes que más nos afectan son los que se encuentran donde pasamos la mayor parte del tiempo.

Precisamente enfocada en abordar este importante aspecto, surge la Biohabitabilidad, ciencia que estudia la influencia del ambiente interior en la salud y el bienestar de las personas, y examina los factores de riesgo presentes en el interior de nuestras viviendas. En resumen, esta disciplina analiza la calidad de un espacio para ser habitado.

La importancia de la biohabitabilidad

La biohabitabilidad identifica los factores de estrés y toxinas ambientales dentro de una vivienda para brindar sugerencias prácticas para mejorar el ambiente interior. Para ello, se evalúan los factores de riesgo ambientales y sus impactos relacionados.

Joaquín Machado, investigador, especialista en contaminación electromagnética y CEO de NOXTAK®, empresa de tecnología verde de Miami, señala que “existen muchos elementos de nuestra vida diaria que afectan a nuestra salud y calidad de vida, objetos y materiales que tienen efectos que, aunque no sean visibles de inmediato, se manifiestan paulatinamente en nuestra salud. Convivimos con ellos a diario sin saber cómo nos pueden afectar o sin siquiera percatarnos de su existencia. Estos contaminantes son toxinas ambientales inadvertidas que crean hábitats insalubres que pueden provocar la aparición de problemas de salud relacionados con la sensibilidad y alergias múltiples, alteraciones del sueño, dolores de cabeza inexplicables, fatiga persistente y, a largo plazo, algunas de estas toxinas ambientales pueden aumentar el riesgo de varios tipos de cáncer”.

Entre los elementos que estudia la biohabitabilidad en las viviendas destacan: calidad del aire interior, humedad y moho, medición de gas radón, contaminantes del agua, productos de limpieza y cuidado personal, bioconstrucción y ruido y vibraciones.

Contaminación electromagnética en la biohabitabilidad

Entre todos los contaminantes a tener en cuenta, hay uno que ha pasado desapercibido durante mucho tiempo y que sólo ahora está siendo parcialmente considerado por algunos especialistas en biohabitabilidad: la contaminación electromagnética.

“Las nuevas tecnologías han cambiado por completo nuestras vidas y el entorno electromagnético en el que estamos inmersos diariamente. En las últimas tres décadas, las ciudades han incrementado los niveles de radiación de fondo de microondas en aproximadamente 1.000.000%; hemos vivido avances sin precedentes en tecnología y conectividad, avances que hemos ido incorporando poco a poco a nuestros hogares, lugares de trabajo y a todos los aspectos de nuestra vida”, mencionó Machado.

Hoy vivimos en espacios cada vez más tecnificados, las instalaciones eléctricas recorren paredes, techos y suelos a nuestro alrededor y tenemos innumerables enchufes eléctricos sin conexión a tierra adecuada. Además, nuestros hogares y oficinas están hiperconectados con señales de telecomunicaciones de alta velocidad y WiFi.

Si bien hemos disfrutado enormemente de todos los beneficios que nos ha traído la tecnología, también nos enfrentamos a un escenario con consecuencias significativamente negativas para el medio ambiente, la salud pública e incluso la hiperconectividad que buscamos alcanzar en el futuro cercano, ya que nuestros espacios están plagados de campos electromagnéticos artificiales que provocan efectos negativos en nuestra salud y en todos los sistemas biológicos que nos rodean.

Estos campos electromagnéticos artificiales están desequilibrados y contienen interferencias que no sólo afectan nuestra salud y el medio ambiente sino también las tecnologías, generando un consumo eléctrico ineficiente, estática en las comunicaciones y afectando el patrón de propagación de las señales inalámbricas, afectando especialmente a oficinas y hogares con estándar inteligente.

Lo que hay que entender sobre la contaminación electromagnética

“La biohabitabilidad debe estudiar la vivienda como un médico estudia a un paciente: analizar el panorama completo, entender los síntomas y todas las conexiones aparentemente invisibles que generan problemas en más de un aspecto. En el panorama que debe analizar esta disciplina, la contaminación electromagnética debe ser un factor ambiental ineludible y tan importante como cualquier otro tipo de contaminación ambiental que afecte a nuestro bienestar”, enfatizó Machado.

Sin embargo, abordar el tema debe ser realista y eficaz, y para ello los especialistas deben entender exactamente cuáles son las causas, consecuencias y posibles soluciones de la contaminación electromagnética.

En primer lugar, es necesario diferenciar entre campos electromagnéticos naturales y artificiales. Como ya hemos dicho, los campos electromagnéticos naturales son parte activa de la evolución y el bienestar de nuestra especie, favorecen los impulsos biológicos más básicos de nuestro organismo y no deben privarse de ellos bajo ninguna circunstancia.

Por otro lado, los campos artificiales, también llamados contaminación electromagnética, son aquellos emitidos por tecnologías creadas por el hombre. Estos están llenos de interferencias y perturbaciones a nivel fundamental y representan un problema porque están polarizados. Esta polarización artificial los hace incompatibles con los sistemas biológicos, generando disrupciones a nivel celular que pueden manifestarse a corto plazo como problemas de sueño, dolores de cabeza, afecciones auditivas y otros signos de malestar; o a largo plazo en diversas enfermedades degenerativas, dependiendo de la sensibilidad individual, condiciones de salud preexistentes o estilo de vida.

Esta diferencia es fundamental y todo especialista en biohabitabilidad debe ser consciente de ella: los campos electromagnéticos no son un problema, la contaminación electromagnética (campos electromagnéticos polarizados artificialmente) sí lo es.

La tecnología no es el enemigo y bloquear la radiación no es correcto ni seguro

Entendiendo el verdadero problema de la contaminación electromagnética, es importante que la biohabitabilidad aporte soluciones realistas, y plantear la reducción o eliminación definitiva de tecnologías no es una de ellas. En el mundo actual, la tecnología es necesaria y forma parte de nuestras perspectivas de futuro; ninguna “solución” que pase por dejar de usarlas o limitarlas es viable.

En este sentido, la biohabitabilidad también debe considerar que las soluciones antirradiación no son adecuadas para el fin que persiguen, y según Joaquín Machado, las razones son claras:

Debido a su naturaleza bloqueadora, los tejidos, pinturas y dispositivos antirradiación impiden a los usuarios interactuar con los campos electromagnéticos naturales que su cuerpo necesita para su bienestar. Los materiales con los que están fabricados estas soluciones limitan el funcionamiento de los equipos e interfieren en las señales, lo que afecta al estándar de los hogares inteligentes.Al bloquear la radiación, el equipo trabaja más para encontrar señales y funcionar, lo que provoca sobrecalentamiento y una mayor generación de radiación en las proximidades del equipo.

El abordaje correcto de la contaminación electromagnética para la biohabitabilidad

Entendiendo plenamente el problema y consciente de lo que no se debe hacer, según Machado, hay dos enfoques viables y efectivos para los especialistas en biohabitabilidad:

Cambios en el hogar

Es posible mitigar la contaminación electromagnética  Realizando algunos cambios en el hogar. En primer lugar, es importante revisar el estado de las instalaciones eléctricas de la casa, ya que un sistema eléctrico mal mantenido y sin una adecuada conexión a tierra, además de representar un riesgo para la seguridad de los habitantes y los aparatos eléctricos, es un importante emisor de contaminación electromagnética.

En viviendas en construcción, se sugiere realizar las instalaciones pertinentes de la mano de un especialista en biohabitabilidad, quien junto con el electricista y el arquitecto podrían proponer un diseño estratégico del sistema para minimizar las emisiones en espacios como dormitorios y áreas de descanso. En el caso de viviendas ya construidas, se sugiere estudiar a fondo el sistema y hacer cambios en cableado, puesta a tierra e instalaciones según sea necesario. Es importante resaltar que la calidad del material eléctrico también es clave para reducir las emisiones.

Otro aspecto importante es el sistema de iluminación de los hogares. “Los sistemas de iluminación inducen contaminación electromagnética en las líneas eléctricas en forma de interferencias electromagnéticas. A estas se suman otras interferencias generadas por todos los aparatos conectados al cableado, además de las fuentes externas de electrocontaminación. Por tanto, los sistemas de iluminación son, ante todo, generadores de electricidad sucia”, comenta Machado.

Lo que ocurre con la electricidad sucia es que no podemos evitarla a menos que no utilicemos electricidad en absoluto o implementemos tecnologías de filtrado. Pero si quieres empezar, hay algunos cambios que puedes hacer en el sistema de iluminación para reducir esos niveles de electricidad sucia:

Interruptores: Los interruptores que utilices son fundamentales en lo que a electricidad sucia se refiere. Por ejemplo, los interruptores con regulador de intensidad son enormes fuentes de acumulación de estas interferencias eléctricas, por lo que cuantos más reguladores de intensidad haya, más electricidad sucia habrá en el cableado. Bombillas: El tipo de bombillas también es vital para controlar la electricidad sucia. Por ejemplo, las bombillas fluorescentes son altamente contaminantes y consumen mucha energía, mientras que las bombillas LED son más limpias, seguras y ahorran más energía. Asimismo, es importante recomendar un cambio de hábitos en casa en cuanto al uso de, por ejemplo, extensiones eléctricas. Las extensiones eléctricas sacan el cableado de las paredes y acercan las interferencias y la electricidad sucia a nosotros. Las extensiones no deben utilizarse en los dormitorios, y se debe minimizar su uso en otras zonas del hogar. Si por alguna razón se necesita una, se recomienda adquirir extensiones de calidad, con cables gruesos y bien aislados.

Tecnologías de filtrado de contaminación electromagnética

" Contaminación electromagnética “Se puede controlar al 100% bajo un enfoque de filtrado. Tecnologías como las que se utilizan en mi empresa, llamadas SPIRO® (Spin-Radiation Organizer Technology), son ideales para esto porque eliminan los efectos adversos de la electrocontaminación y permiten que los usuarios sigan disfrutando de los beneficios de la tecnología”, afirma Machado.

SPIRO®, desarrollado por NOXTAK®, es la única solución no bloqueante para la electrocontaminación que repolariza las ondas electromagnéticas para que se comporten como las naturales.Al eliminar perturbaciones e interferencias en la radiación, esta tecnología no solo limpia los espacios sino que también contribuye a la salud de los usuarios y mejora la funcionalidad y conectividad de las tecnologías.

"Hay mucho por hacer para concienciar al público sobre Contaminación electromagnética "El objetivo es que no sólo disciplinas como la biohabitabilidad tomen conciencia de este tema, sino también de la ciudadanía y, sobre todo, de los gobiernos y las industrias, para que se puedan promover estándares más saludables en la fabricación de tecnologías y en la urbanidad de las ciudades inteligentes, así como regulaciones que protejan al medio ambiente y a los consumidores de este tóxico ambiental involuntario", añadió Machado.

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